Sustentabilidad
- Carlos Amador Bedolla
- 12 may 2016
- 2 Min. de lectura
Introducción
Desarrollo sustentable es el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la habilidad de las generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades. (Comisión Brundtland, 1987)
No hay duda, el camino que hemos seguido como especie -y particularmente el que hemos seguido en los últimos doscientos años- es insustentable porque no satisface las necesidades del presente y compromete la habilidad de las futuras generaciones de satisfacer sus propias necesidades. La evidencia de lo primero es múltiple, dolorosa y está muy bien documentada. Una limitada lista de necesidades insatisfechas incluye la evidencia de que por arriba de cierto ingreso la obtención de mayor riqueza deja de contribuir a la felicidad [Kahneman y Deaton, 2010]. La distribución del ingreso es muy inequitativa -en el mejor de los casos se estima en 1400 millones el número de seres humanos que viven con menos de 1.25 dólares al día [The World Bank, 2013]-, así como lo es el acceso a la alimentación [FAO, 2013], la educación [Barro y Lee, 2010], la justicia [Solt, 2009], etcétera. La evidencia de que estamos comprometiendo la habilidad de nuestra especie para satisfacer sus necesidades en el futuro tiene también una larga lista que se ha resumido eficazmente, por ejemplo, en la idea de las nueve fronteras planetarias [Rockström et al., 2009] que incluyen el cambio climático, la acidificación del océano, el consumo de agua dulce y la pérdida de la biodiversidad, entre otros.

Esta ciencia de la sustentabilidad, como se ha dado en llamar, es necesariamente interdisciplinaria, y requiere la participación de todas las disciplinas actuales de la ciencia...
La discusión de los efectos que pueda tener el camino que seguimos es tan antigua como la Historia, particularmente en lo que atañe a la satisfacción de las necesidades del presente -la equidad intrageneracional. La atención a la conservación de las posibilidades de generaciones futuras de satisfacer sus necesidades -la equidad intergeneracional- es más reciente y dirige inevitablemente a los textos de Malthus [Malthus, 1798] y Carson [Carson, 1962]. En los últimos años, motivados principalmente por el reconocimiento de los efectos del calentamiento global -los diez años de mayores temperaturas de la historia moderna han ocurrido de 1998 a la fecha-, la asignación de sus causas a la generación de gases de efecto invernadero (GEIs) -el crecimiento continuo de la concentración de CO2 en la atmósfera se ha medido con precisión desde 1956 y alcanzó momentáneamente, por primera vez en milenios, 400 ppm en 2013 [Mauna Loa Observatory, 2013]-, la evidencia de que la principal contribución a la generación de GEIs es antropogénica -la combustión de combustibles fósiles (carbón, gas y petróleo) genera el 88% de la energía que emplea la humanidad- y la discusión criminalmente eficaz -por el tiempo que le ha hecho perder a la humanidad atender estos problemas- por parte de quienes niegan esta evidencia incontrastable1, el tema de la sustentabilidad se ha vuelto un tema central en la investigación científica de ambientalistas, ecólogos, geocientíficos y algunos otros investigadores. Esta discusión ha alcanzado muchos intentos de difusión masiva al público en general, a través de libros, revistas, conferencias y cursos. A pesar de esto, el tema de la sustentabilidad no ha alcanzado todavía un solo efecto real que modifique globalmente el camino que seguimos los humanos, aunque hay que reconocer algunos logros locales.2
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